8 de marzo de 2021

"Yo era el más feliz jugando en mi santo querido"

Amor a San Martín de Tucumán fue la principal razón por la que Ricardo Troitiño siempre se mantuvo cercano a su equipo cuando jugaba al fútbol profesional y también cuando se retiró de las canchas. 




De los múltiples clubes que hicieron una oferta de trabajo a Ricardo Troitiño cuando jugaba al fútbol, o los diferentes clubes que dirigió cuando se asentó en la ciudad de Córdoba y de los diversos trabajos a los que se dedicó como el ser transportista escolar o tesorero en frigoríficos del interior cordobés, ninguno se asemejó a lo que fue y es San Martín de Tucumán para él. Es por eso que en un momento determinado de su vida se replanteó volver al “Mi primer amor”, como se refiere al equipo tucumano. Fue el lugar en el que se formó gran parte de su vida y que estuvo presente en momentos tan preciados para el ídolo de los “Cirujas”. Vaya donde vaya Ricardo, siempre lo acompañan los colores, y es un placer para él vivir de su “querido San Martín”. Sí, así llama a su club.

El inicio de Ricardo en el fútbol es muy diferente al que se da generalmente en estos últimos años. Cuando el deporte era “distinto”, Troitiño tuvo su primer contacto con San Martín en un campeonato de fútbol en Ciudadela. “Jugaba campeonatos de fútbol solamente con mis amigos, nunca pensé jugar de forma profesional. En la cancha de San Martín se hizo un campeonato al que asistí y los dirigentes fueron a buscarme, yo no quería jugar, firmé para que me dejaran de molestar, pensé que nunca me iban a hacer jugar”, confesó.

El no querer jugar nunca de forma profesional es entendible para la etapa de vida del ex San Martín debido a que en esos momentos el jugaba fútbol y básquet por placer con sus amigos, incluso interactuaba con la pelota naranja más que con la número 5. “Jugaba al básquet todos los días, era hincha de Central Córdoba porque ahí jugaba Carlos Eduardo Romano, mi ídolo”, explicó Ricardo y agregó: “Me gustaba ir a ver las finales. Alberdi, Tucumán BB, All Boys y Central Córdoba eran los equipos que veía”.
Ricardo Troitiño no tuvo un inicio fácil en San Martín, una serie de cuestiones complicaban su comodidad en el club. “Mi primera lesión fue en 1981, una quebradura en el peroné en un partido de reserva contra Atlético Concepción, justo en mi debut en San Martín. Después no quería volver más”.
Las cosas comenzaron a marchar por una mejor corriente cuando Ricardo volvió a recibir un llamado por parte del “Santo” y nuevamente sus preparativos con los entrenamientos. “Me volvieron a buscar en 1982 y comencé a entrenar de nuevo a los 20 años. Casi no vuelvo porque no me pusieron en dos partidos cuando comencé a entrenar”. Finalmente, Ricardo tuvo el momento esperado, lo que no sabía aun es que en ese momento iba a tener un gran giro en su vida y una cercanía más allá de jugador de equipo con el club. Su vuelta fue en la cuarta categoría, sobre su primer encuentro comentó: “Fue en cancha de All Boys contra el dueño de casa. Se lesionó el 7, me hicieron entrar en esa posición y marqué un gol”.
Luego de la insistencia de Ricardo para jugar contra All Boys surgieron complicaciones en sus siguientes partidos debido a que lo hacían jugar de 7 en cancha, se sentía más cómodo como media punta y no tanto por los laterales. Le gustaba moverse por toda la cancha, siempre.
De todas formas, Ricardo Troitiño supo acomodarse en el campo y luego de una serie de partidos la dirigencia tomó una decisión veloz con el futuro del joven jugador. “Jugué 3 partidos en reserva y Don Reynoso me llevó a primera en el mismo año que comencé en San Martin”. Y concluyó. “Jacinto Eusebio Roldán fue mi mayor sostén cuando comencé en primera”.
La relación del “Eterno”, como lo llama Dardo Cacieccio, enfermero de las inferiores de San Martín, con Jacinto Eusebio Roldán fue un gran aporte para el cariño que Ricardo desarrollaba al club y un sostén como lo había comentado. Jacinto Roldán y Mirkin realizaban apuestas, si Jacinto hacia goles Natalio le pagaba y si no hacía goles Eusebio le pagaba a Natalio. Ricardo los vio un día y lo llamaron. “Me dijeron, nosotros te damos plata por cada asistencia de gol que hagas, Jacinto me cargaba diciendo que yo no hacía goles para darle pases a él y yo cobrar debido a que esperaba a que llegara al área para darle la pelota”, comentó acerca de sus apuestas y proceso que reforzó su amistad con Jacinto Eusebio Roldán.

Ricardo junto a Eusebio y Noriega.

De categoría en categoría Ricardo iba mejorando como jugador hasta que llegó el momento de su debut en primera y fue el clásico tucumano. “Perdíamos 1-0 contra Atlético Tucumán y el técnico decide hacerme entrar, la gente gritaba para que van a poner a esa ‘cagada’ y quedé de titular”.
Antes de llegar a primera en el año 1988 tuvo que prepararse para el desafío que aún desconocía que iba a recibir, simplemente pasar de la Liga Tucumana a una categoría semiprofesional como la tercera de Argentina lo obligó a formarse diferente a como lo hacía anteriormente, esto requería un nuevo nivel de superación. “En la Liga era muy fácil desmarcarse, en las primeras categorías me era muy difícil, me desmarcaba y ya lo tenía de nuevo a la par mía marcándome de nuevo”.
Para la temporada 88/89 de la primera división del fútbol argentino San Martín de Tucumán hizo una hazaña histórica para el fútbol argentino cuando ascendió a la máxima argentina sin jugar la B Nacional, desde la tercera categoría.  

RECUERDOS QUE NO VOY A OLVIDAR
Jugar en la primera del fútbol argentino fue algo grande para Ricardo Troitiño, recuerda el partido de Boca 1-6 San Martín con una serie de sentimientos diferentes. Con enojo siempre se acuerda de las palabras de Mauro Viale antes del partido. "Decía que Boca jugaba contra un equipito”. Luego expresó: “Juan Simón fue expulsado por hacerme una falta a mí y comienza a abrirse el partido, en ese encuentro hacíamos goles y nos insultaban Marangoni y Carrizo, tenían mucha impotencia de cómo aumentaba el resultado”
Con gracia Ricardo se acuerda de aquel momento en el que Boca ya tenía una derrota asegurada frente a San Martín y comenta. “Quería hacerle un gol de caño a Navarro Montoya y Jorge López se enojó conmigo por no dar pase y le dije vamos 6-1 ya hice tres asistencias quiero hacer un gol”. 

Plantel de 1988, a la derecha inferior Ricardo Troitiño.

Fue de los titulares indiscutibles del “Santo” en esa época y las ofertas de otros clubes no pasaron desapercibidas. Tuvo chances de irse a Independiente, Huracán y San Lorenzo, pero decidió quedarse en San Martín por la relación que tenía con Natalio Mirkin, es aquí donde su amor por la camiseta y por las personas que formaban parte del club decidió continuar su carrera en Tucumán. “Tuve una relación muy linda, donde Natalio me admiraba como jugador y me cuidaba. Nunca quería que me fuera de San Martín, a pesar de tener todos los años posibilidades de irme me pedía que no me fuera y yo aceptaba, yo era el más feliz jugando en Mi Santo Querido”.
El apoyo por parte de su familia siempre fue presente en la vida de Ricardo tanto en los buenos momentos como en los malos, alimentaban su cariño hacia el club y daban ánimos. Su mamá siempre le cocinaba algo liviano cuando tenía entrenamiento y siempre que volvía a casa tenía un plato de carbohidratos para recuperar las energías cuando concluía la jornada. El ídolo ciruja siempre estuvo orgulloso del afecto que recibió en su carrera. “Mi vieja y hermana todos los días que jugaba ponían la radio, estaban muy orgullosas y yo feliz por el apoyo que recibía por parte de ellas, mi familia siempre fue maravillosa”. 
En 1993 Ricardo tomó una decisión muy difícil para todo jugador de fútbol: Retirarse. 
Desde 1992 que Ricardo ya casi no era tenido en cuenta para los partidos y es una situación complicada de entender si no se está en los pies de la persona, igual, la familia siempre estuvo. “Mi viejo, mi vieja, mi hermana y mi esposa me ayudaron mucho a llevar ese momento difícil”, expresó Ricardo.
Colgó los botines y ya no podía mantenerse con el fútbol, entonces se dedicó a manejar un transporte escolar para sustentarse, se fue a vivir a Córdoba con el mismo objetivo de oficio y no se dio por una falta de coordinación por parte de quien lo contrataba, por lo que se dedicó al rubro de la carne en un frigorífico de Arroyito, hasta el 2004. “En el 2004 dejé de trabajar por complicaciones de mi jefe y la “Chancha” Ale en 2005 me ofreció trabajo en San Martín para dirigir las inferiores, me había pedido Carlos Roldán junto a Pedro Robles como ayudantes”.
Por complicaciones familiares tuvo que volver a Córdoba en el mismo año que comenzó en San Martín, no había pasado mucho tiempo en las inferiores y nuevamente por complicaciones tuvo que separarse de su “primer amor”. En Córdoba trabajó nuevamente en el frigorífico de Arroyito hasta el 2013, y volvió a tener contacto con el fútbol. “Me llamaron unos amigos de la comisión de Unión de San Vicente en 2013 para dirigir. Yo les comenté que si recibía noticias de San Martín me iba. En 2015 dirigí la reserva de Deportivo Banfield y luego comencé en la primera”, recordó su regresó al fútbol.
En 2012 y 2013, año que vuelve a tener contacto con el fútbol, Ricardo se replantea las cosas, ¿Por qué no me puedo dedicar a esto? ¿Por qué no puedo hacer el curso de técnico y en algún momento volver a San Martín? Fueron las preguntas que sonó en la cabeza del técnico de inferiores de Unión de San Vicente. Ante esta incógnita Ricardo no quedó a brazos cruzados y decidió, al mismo tiempo que dirigía la reserva, hacer el curso de técnico en Córdoba y el esfuerzo dio sus frutos.
Finalmente, Ricardo Troitiño volvió al club donde fue formado gran parte de su vida, el gran momento que esperó llegó a sus oídos con la noticia de que lo necesitaban en San Martín. De no querer jugar en San Martín cuando tenía 20 años a amar el club son cosas que nos deja el deporte y demuestra que puede despertar increíbles sentimientos. “De Camilo me llamó para dirigir la primera de la Liga, arreglé mis cosas y me volví a Tucumán”, declaró Ricardo y concluyó: “Pasé casi todas las categorías de San Martín y mi último campeonato fue la reserva de AFA cuando San Martín estaba en primera división”.












La vida de Ricardo es de aquellas que despierta curiosidad con las situaciones que hace tropezar la vida, de no querer jugar en San Martín cuando lo buscó la dirigencia luego de aquel campeonato que disputó con sus amigos, no querer volver más al club por una lesión sufrida y casi abandonar a San Martín por estar mucho tiempo sin jugar, a conocer personas tan importantes en su vida como los son Natalio Mirkin y Jacinto Eusebio Roldán. Desarrollar amor, cariño y sentirse como en casa en una institución y vivir de San Martín como lo hace hoy en día Ricardo Troitiño dirigiendo las inferiores de su “Primer amor”, como él ya lo mencionó. 

Mauro Caballero.
Facebook: Mauro Caballero
Instagram: @Mauro_Caballero44
Twitter: @MauroCL00


En busca de la felicidad

Claudio González, ése es su nombre completo y hoy con 32 años se encuentra recuperándose, haciendo fisioterapia y funcional para volver a jugar al fútbol. 





Desde los 8 años encontró su pasión, aunque aclaró de entrada que si no fuera por este deporte le hubiese gustado ser enfermero o economista.

Se trata de Claudio González, el "Gallo", así lo conocen más.

En los estudios le iba bien, tenía buenas notas, pero siempre le bajaban un poco el promedio
por estar en los grupos de los “tremendos". Aún así pudo terminar el secundario.
En la actualidad está casado, vive con su mujer (Cynthia) y sus 2 hijos Tomás y Delfina. Y disfruta día a día al poder estar más tiempo con ellos, a lo que antes se le hacía difícil
por jugar en clubes de otras provincias.

Sarmiento de Chaco.



Sus comienzos futbolísticos fueron en el club de sus amores: Atlético Concepción. Luego
pasó por Argentinos del Norte y de ahí volvió al “León", para debutar a los 15 años en la
primera de la Liga Tucumana. Tuvo un buen desempeño en ese año y justó se armó un
seleccionado Sub-15 de Tucumán. Los entrenadores eran Daniel Petrella y el “Zurdo”
Aredes, y lo convocaron para una gira en Suecia. Al volver, Aredes quedó como
coordinador en las inferiores de Atlético Tucumán y fue a jugar para el “Decano".
Arrancó en 6ta división y a los 18 años lo subieron a primera. Atlético se encontraba
jugando Nacional B y logró el ascenso a primera división. Estuvo 3 años en el club pero no
pudo ser una pieza clave para el “Chulo" Rivoira (sólo jugó 10 minutos contra Independiente Rivadavia y estuvo en el banco en varios encuentros pero no entró al campo de juego).


 Club de sus amores, Atlético Concepción.


Luego continúo su carrera en Central Córdoba de Santiago del Estero, Sarmiento de Chaco,
Atlético Concepción, San Juan, San Antonio de Ranchillos y Laguna Blanca de Formosa,
donde fue su último club. Y cuenta que el equipo que más lo marcó como persona y
futbolista fue Atlético Tucumán, ya que cuando llegó no tenía muy claras las cosas que
cuando jugaba en otros clubes por que era un joven, no tenía esa mentalidad y en los clubes
anteriores los formadores que había no eran muy buenos como para mentalizar que uno
podía vivir del fútbol y ganar plata. En Atlético fue otra cosa, desde el primer día le
inculcaron que llegara a primera, que podía vivir de eso y ser un profesional.



¿Sentís que te quedaste con ese sabor amargo de seguir en Atlético? ¿Te reprochás
algo?

“Sí. Quizás hubo un momento en el cuál me apuré en irme de Atlético, por una lesión que
tuve y el club no se portó bien conmigo y eso es lo que me recrimino, por que se que podía
dar más”.

¿Qué recordás del 4 de junio de 2017 cuando te balearon la pierna?

“Me di cuenta que mi esposa fue lo mejor que me pudo pasar ya que estuvo en todo
momento, ella fue la que me hizo el torniquete, sino lo hacia no llegaba a que me operen y
gracias a lo que hizo el médico le dijo que me salvó la vida porque me estaba
desangrando”.

¿Pensaste en dejar el fútbol con lo que sucedió?

“No. Yo lo tomé como una lesión más a pesar de que los médicos dijeron que iban a
cortarme la pierna porque tuve 3 operaciones y pasé por terapia intensiva. Decían que era
muy difícil volver a jugar al fútbol pero yo sentía dentro mío que volvería a jugar, si bien
era muy grave siempre lo tomé como una lesión más, entonces me mentalicé en eso y que
entrenando y con mucho sacrificio iba a volver. La familia me ayudó mucho y siempre
teniendo la fe en Dios, ahí supe que nada iba a ser imposible”.

Claudio también contó que es fútbol para él y como lo ve a nivel provincial. “Para mí es el
deporte más lindo del mundo, lo que a uno le apasiona de chico y siempre sueña con jugar
en primera, puede ser que sea así o no, son decisiones de Dios, en mi caso pude llegar”.
“El fútbol tucumano esta muy abandonado por que hay muchos jugadores que son muy
buenos y quizás a la Liga no le dan tanta importancia como tendría que ser”.

LA SACARON CARA…
"Estábamos en el hotel, en Córdoba, festejando el ascenso a primera división, era un descontrol la habitación. Llegó Facundo Quiroga ( ex Argentinos Juniors), rompió el televisor de una patada, en ese mismo momento apareció Lucas Ischuk, agarró un matafuego y le tiró al "Pulga" Rodriguez y quedó todo de blanco, el humo se fue a los sensores de incendio y empezó a caer agua, una buena multa nos llevamos por hacer esa broma". 

Ascenso 2009 con Atlético Tucumán.


A PUNTO DE JUGAR CONTRA "DINHO"
Cuando en Atlético vinieron dirigentes de Real Potosí y pusieron sus ojos en él. No
llegaron a un acuerdo en la parte económica, eso le impidió jugar la pre-sudamericana contra
el Flamengo de Brasil donde estaba un tal Ronaldinho.

Pretemporada en Mar del Plata.



Su esposa Cynthia lo describió: “Como padre es excelente, siempre está con sus hijos
cuando lo necesitan. Y como esposo, es muy amoroso, compañero y siempre disponible
para cualquier cosa de la casa. Como futbolista se que fue muy reconocido y buen jugador
en su época”.




Ping pong

Primer DT: Héctor Juárez.
Último DT: “Tigre"; Amaya.
Ídolo: Juan Román Riquelme.
Mejor jugador que compartiste cancha: “Capé" Sarría y “Sapo" Brandan.
El más jodido: Josemir Lujambio.
Qué fútbol ves: El Inglés.
Otro deporte: Básquet y fútbol americano.
Messi: Un crack, no es de este planeta. Si bien salen jugadores buenos, no sé si llegaremos a ver a alguien de ese nivel.


CAJÓN DE LOS RECUERDOS
Un partido complicado: “Fue en Laguna Blanca de Formosa, jugábamos frente a Fontana,
perdíamos 3-0 y en los últimos 15’ lo igualamos, el árbitro adicionó 5 y terminamos
convirtiendo dos goles más, en lo que ganamos 5-3. Fue algo increíble”.

Jugó campeonatos barriales y más de una vez metió goles desde mitad de cancha: “Sí,
muchas veces porque uno cuando está de vacaciones juega con ellos y nunca se le puede
decir que no a los amigos, aparte ellos saben cuando uno puede jugar y cuando no”.

También contó que al único jugador que tuvo miedo de encarar fue a “Satanás” Páez. Y la
patada que más recuerda fue de un tal “Mudo": “Pensé que me había quebrado".

ÉPOCA DORADA
“Cuando logramos el ascenso a primera con Atlético Tucumán fue algo único, de Córdoba
a Tucumán tardamos 8 horas, llegamos al mediodía, y del complejo a la casa de gobierno
llegamos a las 7 de la tarde, era una locura toda la gente que fue a recibirnos, tardamos 8
horas, para llegar a la plaza independencia”.
“Para mí fue un privilegio haber vívido eso, con un equipo que estaba lleno de figuras. El
único que llegó de la categoría 88 fui yo. Aprendí muchísimo de todos ellos”.

Para culminar “Gallo" está con muchas ganas de continuar haciendo lo que más le gusta y
siempre siendo optimista: “Vivo siempre con la ilusión de poder volver a jugar un partido
oficial. Ese sería mi primer objetivo para este año”.


Gastón Suero Robles
Instagram: Gastonrobles15

2 de marzo de 2021

Delivery de pases

Gastón es un volante por izquierda con mucha llegada al arco contrario, se identifica con un jugador de River, no por su físico, porque él es más flaco y de menos estatura, pero eso no quiere decir que lo vea como referencia. “Me veo muchas similitudes a Gonzalo Montiel, por su forma de atacar, defender, y también por la profundidad de sus ataques”, sostuvo el entrevistado.



En su infancia amaba estar todo el día con la pelota, no tenía otra manera de divertirse que estar con sus amigos del barrio y hacer partidos de fútbol. “El fútbol me gusta desde chico, me pasaba horas viendo jugar a mis hermanos, cuando empecé a tener mi grupo de  amigos me juntaba  en la plaza, o en cualquier lugar donde había una pelota. Además cuando somos niños. ‘Jugar a la pelota’, uno lo ve como una diversión, fue así que me involucré más y más, hasta que terminé jugando en distintos equipos”, sostuvo Gastón Leguizamón, protagonista de la historia.

En la actualidad no está entrenando en su club, por la pandemia,  a pesar de eso no deja de practicar y juega para el club que armaron con sus amigos del barrio. Compite en canchas de fútbol 5 o de 11 jugadores, ya sea en torneos o por plata. Sus compañeros de equipo lo apodan “Legui”. Le gustan todos los deportes en general, para mantenerse  físicamente bien. A pesar de ser jugador de fútbol, le llama la atención el atletismo, el cual le gustaría .practicarlo. "De chiquito siempre hacia acrobacias, en la primaria y secundaria donde me gustaba participar en las muestras de educación física, es una linda disciplina deportiva”, aclaró el volante.

Aparte de jugar al fútbol y estudiar, trabaja de delivery en la pollería de su hermana, ayuda en la limpieza del local, también a acomodar todo para que cuando lleguen los clientes a comprar se sientan a gusto. “Actualmente, a la mañana trabajo en la pollería y por la tarde trato de estudiar lo que pueda, a veces me cuesta seguir con mis estudios de profesorado de Física”, declaró Gastón

Uno de los momentos más lindos de su carrera como futbolista fue la recordada final de la Liga Tucumana, con su familia apoyándolo desde las tribunas. “Cuando jugué con Juventud Unida, me llamó la atención el recibimiento que nos dio la gente, ver a  mi familia alentándome desde la tribuna, se me caía una lagrima, fue una experiencia muy vivida de mi parte”, expresó sentimentalmente. 

Lo que le quedará como anécdota para toda su vida y que le sirvió mucho como aprendizaje en su carrera futbolística para no volver a cometer el mismo error. “Siempre que me acuerdo me da risa, pero en ese momento la pasé mal. Fue cuando yo estaba en el banco de suplentes, entro en el segundo tiempo, me pone el técnico, iban 2 minutos desde que ingresé, terminé haciendo una falta tonta por así decirlo, me sacan amarilla, sigo jugando 1 minuto más hago otra falta, me sacan otra tarjeta y así terminé expulsado en menos de 5 minutos, salí muy enojado, el técnico me estaba puteando a dos manos por dejarlos con un jugador menos, pero bueno son cosas del partido que uno ahora se da cuenta en el momento”, sostuvo el entrevistado.

SOLO FUE UN SUSTO

El momento más feo que le tocó pasar en su vida fue cuando tuvo un accidente con la moto, “Si que me dio un susto a mi y a toda mi familia, me quedó para el recuerdo”, manifestó el volante.

EL GOL DE SU VIDA

Todo jugador de fútbol siempre quiere ganar todos los partidos, pero sueña con convertir el gol de su vida. “El mejor gol que marqué en mi etapa futbolística fue en un partido contra Villa Carmela. En una jugada justo me quedó una pelota picando en la esquina del área grande y como vine, así de primera le pegué, terminó entrando al ángulo, fue un tremendo golazo, que sirvió para poder ganar el encuentro”, declaró felizmente.

Antes de comenzar el encuentro
contra Unión Norte.



Recibiendo una medalla de reconocimiento 
de la Municipalidad de Tafi Viejo.

DISFRUTANDO EL SECUNDARIO

Gastón Leguizamón ya recibido en 2016 con el título de Técnico Electro Mecánico, en la Escuela Profesor Rafael Marino ubicada en Tafi Viejo, contó que hubiese querido disfrutar del viaje de egresados en el último año. “Se fueron a Villa Carlos Paz, me hubiese encantado pasarla bien con ellos”, declaró arrepentido. 

En su etapa en la secundaria la pasó muy bien, tan así que extraña esos momentos vividos con los que eran sus compañeros y amigos. “Lo que más disfruté fue juntarme con mis compañeros, reírnos entre nosotros de alguna broma, cuando no teníamos que ir al colegio o salíamos temprano de gimnasia y nos íbamos a jugar al fútbol”, expresó el volante.

Egresados 2016: Escuela Técnica
Profesor Rafael Marino, Tafi Viejo


CON AMIGOS DE LA NIÑEZ

Su infancia la vivió de una muy buena manera con sus amigos, una anécdota muy graciosa que pasó junto con ellos fue, Cuando fuimos a pescar al parque 9 de julio con mis amigos, en ese momento yo era mucho más chico, estaba pescando mi amigo, el tenia un yeso en una mano, por querer sacar un pescado, el cual se le desprendió del anzuelo y el por agarrarlo, se terminó cayendo al lago, todos mis otros amigos nos morimos de la risa”, declaró “Legui”.

AMOR POR LOS PERROS

¿Cuál es tu hobbie?

"Ser adiestrador de perros, siempre que puedo voy a las exposiciones con mi viejo y mi hermano".

¿Cómo fue que te llamó la atención el mundo de los perros?

"Esto comenzó desde muy chico igual que el fútbol. Me crie viendo y también yendo a exposiciones junto con mí papá, porque el es el que comenzó con el adiestramiento de perros".

¿Seguís involucrado con el adiestramiento?

"Todavía sigo involucrado, nada más que lo hago con menos frecuencia, a veces saco a pasear 3 perros cuando tengo tiempo, lo hago 2 veces a la semana en 1 hora y media únicamente, en la ciudad, si hay alguna exposición de perros, voy y compito".

Con sus dos ovejeros alemanes.

Con el correr de la entrevista, Gastón va tomando confianza y cuenta sobre su familia, más precisamente de su hermano Virgilio, su compinche de equipo, con quien se entienden a la perfección a la hora de jugar. “A pesar que él me lleva dos años, siempre salimos juntos, tenemos el mismo grupo de amigos y equipo”, declaró “Legui”.  Virgilio además  le quiere dejar un mensaje a Gastón y que le sirva para toda la vida: “Que siga haciendo lo que le gusta y que nunca deje sus sueños de lado a pesar de que es muy decidido en ese sentido”. 

En un futuro no muy lejano le gustaría seguir con sus proyectos, tantos futbolísticos como en los estudios. Recibirme  de profesor de física, porque es lo que me gusta y  seguir ligado con el fútbol, ya sea jugando de forma amateur o profesional, pero siempre trataré de seguir entrenando,  algunas veces las circunstancias son difíciles y uno mismo quiere seguir haciendo lo que le gusta ya sea jugando campeonatos de barrio o ligado a un club de fútbol”,  confirmó.

La mujer que le dio un giro a su vida fue su novia, Carolina Cuellar, a quien la conoció en una salida con amigos. Mi novia significa muchísimo siempre fue un buen apoyo en mi vida, es la que me da el empujón que necesito para seguir estudiando y para hacer otras cosas, es una gran compañera”, declaró felizmente.  Actualmente llevan 5 años juntos y cuentan uno de sus proyectos a futuro. “Es poder viajar a otro país y quedarnos a vivir en ese país”. Carolina ve en Gastón tantas cosas buenas como malas, Lo que más me gusta es lo compañero y lo solidario que es con los demás”. “Lo que cambiaria de él es su terquedad”, expresó Carolina.


Gastón junto con su novia.




Maximiliano Villegas

Instagram: @maxivillegas97

Twitter: @MaxiiVillegass

Facebook: Maxi Villegas

1 de marzo de 2021

"Quiero transmitir lo que sé, para formar mejores seres humanos"

Omar Enrique Soria, de 51 años, es chef profesional e instructor de Aikido. En esta sección nos cuenta qué pasó por su cabeza al momento de convertirse en profesional de la cocina, su amor por la disciplina japonesa y algunas otras cosas que sucedieron a lo largo de su vida.




Nació y creció en Villa 9 de Julio, a sus 22 ingresó a la marina, donde pasó 19 años de su vida y por circunstancias personales tuvo que volver a su hogar.

“No me arrepiento de haber dejado mi carrera militar por estar con mis padres, dado que son personas grandes y con enfermedades propias por su edad, ellos y mi hija son lo más importante de mi vida”.

El Aikido (arte de la paz, camino de la armonía) es un arte marcial tradicional moderno de Japón. La característica fundamental consiste en la neutralización de uno o más adversarios, armados o no, en el menor tiempo y espacio posible e independientemente de la masa, género, edad o fuerza física del practicante. 




EL DOJO, SU LUGAR "Son muchos los recuerdos con el aikido, pero me quedo con la buena onda de cada entrenamiento, pelea y la cordialidad de las personas que rodean el entorno".


¿Qué te impulsó para comenzar esta práctica?
“Considerando que siendo chef profesional debo cuidar mis manos por razones obvias. Pero a su vez necesitaba algo para liberar el estrés, así como ejercicio activo. Al ver las técnicas del Aikido, y más específicamente en el actor que catapultó a este arte a la pantalla grande, Steven Seagal, quien es conocido en el cine por tener una forma muy peculiar y ruda de luchar, alejada de la espectacularidad habitual en este género; la suya es básicamente una forma basada en golpes tajantes, puñetazos y patadas lineales provenientes del Karate tradicional en combinación con las inmovilizaciones y lanzamientos típicos del Aikido. Me encantó y desde entonces no dejé de practicarlo desde hace 24 años”.

¿Y esa fue la razón por la cual decidiste volverte instructor?

“La razón de ser ahora instructor es una consecuencia de varios factores, entre ellos la amabilidad de mi Sensey Armando Hamada de confiar en mí para tal efecto, la constancia siempre a las prácticas aún en los peores momentos personales tanto físicos como anímicos, la docencia de querer día a día seguir creciendo a través del Aikido que es un ‘estilo de vida’, la empatía con mis compañeros porque ahí aprendemos a valorar y valorarnos como seres humanos ya que el Aikido es un sentimiento (de percibir, sentir) aprendemos a conocer con quien estamos practicando en el Dojo (lugar de práctica) y en la vida cotidiana con nuestros semejantes. En síntesis, quiero transmitir lo poco que sé, para formar mejores seres humanos”.


¿Cómo sería el paso a paso para llegar a ser un instructor de Aikido?

“El cinturón es aquello que nos mantiene unidos con nosotros mismos en momentos difíciles, es lo que nos mantiene enteros y nos vuelve a sostener en la determinación de seguir practicando frente a las adversidades; es el compañero mudo de nuestras dudas y de nuestras frustraciones; así como de nuestras alegrías, triunfos y evolución permanente. Las graduaciones son el reflejo de cada etapa que atravesamos. Desde el inicio de nuestra práctica y a medida que vamos consiguiendo nuevos logros, la graduación cambia porque nosotros cambiamos al alcanzar nuestras metas; impulsándonos a mejorar día a día”.


Maestro y alumna.



Habla y se llena de emoción, en sus ojos se nota: “El cinturón negro, aunque en realidad es el primer paso. Este cinto es el símbolo de madurez, aquí es donde el camino recién comienza. Pero en realidad eso sería en la parte marcial, creo que mi mayor logro será, como nos decía mi maestro, cuando aprenda a ‘centrarme en la vida’ en todos los sentidos y tratar de cometer los menos errores posibles”.

En medio de los rostros que practican esta disciplina, logro observar como su sobrino, que lo acompaña a menudo al dojo, disfruta de ver a Omar en acción, "ya vas a ver que debajo del kimono, lleva una pequeña toalla para secarse la transpiración", le comenta a su primo que esta al lado. Esto parece ser que algún día Mariano seguirá los pasos de su tío.


LA COCINA COMO SU OTRA PASIÓN

“Mi pasión por la gastronomía, digamos, comenzó cuando era niño, y si tuviera que elegir entre ambas, me inclinaría por la cocina, no hay nada más lindo que ver una sonrisa de satisfacción en el rostro de un comensal, y si algo falla, es mejor decirlo para poder mejorar”, y además añadió que es un sueño a cumplir el tener su propio local de comidas y prefiere cocinar a leña.


EL COMIENZO "Mi madre, 'Doña Rosa' en las tardes de invierno de mi infancia, me preparaba unos riquísimos buñuelos, allí comencé la práctica, para luego comenzar mi carrera en 2011".















Mayra Carabajal

IG: @mayracarabajal1

FB: Mayra Carabajal

TW: @carabajal_may






Esperando volver

Mauricio Sanna, ex futbolista de Atlético Tucumán, nació en San Miguel de Tucumán.    Hoy con 24 años se encuentra recuperándose de una pubalgia, que lo tiene fuera de las canchas hace 9 meses. Por ende, en la actualidad esta sin club, vive con sus padres y su hermana menor, en lo que disfruta día a día por que nunca sabe que puede pasar en la vida de un deportista.





 
Inició su pasión por el fútbol a los 6 años, por detrás de su hermano que jugaba en el CEF 18 (estuvo 10 años), luego pasó por Quilmes, en quinta división y se tuvo que despedir del club por cuestiones conflictivas en la pensión. Siguió su camino en nuestra provincia, su hermano mayor le consiguió una prueba en el "Decano", que por comodidad, aceptó y fichó. Ahí firmó su primer contrato, que recibió a través del esfuerzo, y luego pudo debutar en la primera división del fútbol argentino frente a Talleres de Córdoba.



Debut en primera división.

Mauricio siempre estuvo agradecido al club: "La verdad que sigo teniendo una muy buena relación con todos, si me cruzo con algún dirigente de mi parte no hay ningún problema, finalmente me terminé yendo no como quise, tuve que rescindir mi contrato faltando un año, quisiera haber tenido más oportunidades, no se me dio, vaya uno a saber por que, tuve mi momento, pienso que podría haber tenido más oportunidades, tuve la mala suerte después de debutar y romperme los meniscos, bajar un poco el nivel, me costó más en lo psicológico y al fin y al cabo al año siguiente me terminé yendo, es lo único malo que me pasó".

Siguió su carrera en el fútbol de Italia gracias a su representante (era italiano) y le propuso probar suerte en el viejo continente, ya que tenía la oportunidad de obtener la ciudadanía de ese país, lo cuál terminó siendo fundamental para que se concretara su nuevo destino.

Su último paso fue por el Lanusei Calcio, en ese club tuvo varios problemas físicos en los cuales le diagnosticaron pubalgia, jugó infiltrado pero su lesión avanzó, detrás de eso tuvo un desgarro muy grande y tuvo que volver a nuestra provincia. Finalmente se operó y ahora  está recuperándose para volver a las canchas.

Lanusei Calcio.



¿Cuáles son las diferencias entre el fútbol italiano y el argentino?

"El fútbol italiano es más táctico y el fútbol argentino es más físico, obviamente que allá es más esquemático, los partidos son más estudiados. Un jugador sudamericano, como los llaman ellos, que les gusta encarar, que les gusta cambiar de ritmo, es llamativo; son muy pocos los jugadores italianos que rompen esquemas".

Muchos jugadores cuando llegan a otros países no saben hablar el idioma con exactitud, entre risas en el caso de Mauricio no fue la excepción: "No sabía nada, después de un tiempo con la ayuda obviamente de un traductor, todo los días aprendía algo, palabras nuevas y fui creciendo con el idioma, hasta el día de hoy por suerte no uso el traductor, puedo entablar una conversación, no lo sé a la perfección al idioma pero me defiendo bastante”.

¿En qué posición te sentís más cómodo dentro de la cancha?
 
“De chico era lo que ahora llaman “Wing”; jugaba de siete, en un momento me
probaron de cuatro, jugué varios partidos en esa posición, cuando llegué a Atlético su
táctica era 4-4-2, Luciano Preconne, que es uno de los que más me marcó en mi
carrera, con él empecé a probar de extremo, ya sea por derecha o por izquierda. Hoy
en día mi posición natural es por afuera, me gusta el uno contra uno, donde me siento
más cómodo”.

Calentamiento en Atlético Tucumán.


Sanna, hasta hoy, está agradecido por tener tantos entrenadores que desde chico le
enseñaron el camino en esta profesión pero uno de ellos le marcó la vida: “Tuve varios
profes como “Cacho” Murillo, tengo una muy buena relación con él hasta el día de
hoy, después tuve a Bernasconi que terminó siendo técnico de San Martín, otro como
Marcelo Benicampi, Nicolas Ceccoti, pero obviamente el que más te guía, te aconseja
aunque no dirija las categorías es Daniel Petrella, pero siempre tuve en mi cabeza de ir
al CEF, y aprender lo que más pueda y bueno después el día de mañana si tenía la
suerte y la fuerza para llegar a ser jugador de fútbol”.

Contó por qué no hay tantas amistades en este deporte: “En el fútbol hacer amigos es
muy difícil, mis amigos verdaderos los hice de chico, de grande es más difícil ya que
hay que mucha competencia, envidia, me sigo juntando con todos mis amigos del CEF,
amigos de verdad son el ‘Negro’ Cafú, Nicolás Peralta, Juan Pablo Sale, Nahuel Sosa,
Franco Pizzicanella, Ignacio Albo, pasan muchos compañeros pero no te terminás
haciendo amigos de todos”.


MI MAESTRO

El que lo conoce (Daniel Petrella) sabe que es un personaje hermoso, es muy
conocido en el fútbol tucumano, es carismático, lo conocí desde muy chico, una
anécdota fue cuando él me pegaba cachetadas y yo le respondía, mis compañeros lo
tenían como ídolo, y ellos no podían entender que yo le devuelva, le tenía esa
confianza”.

“Otra más fue jugando contra San Pablo, yo estaba de suplente y él se acercó al banco
y dijo ‘¿Sanna en serio vas a entrar? usted tiene que agarrar los libros, váyase a
estudiar’. Ibamos 0 a 0, yo tuve la suerte de meter un gol, le piqué al arquero por
arriba y terminamos ganando 1 a 0, y bueno le fui a dedicar a él que me dijo que me
tenía que ir a estudiar”.


Sus inicios en el CEF 18.



SI NO HUBIERAS SIDO FUTBOLISTA...

“Pienso que me hubiera inclinado por estudiar educación física por lo que me gustan
los deportes en sí, yo empecé con esa carrera pero al poco tiempo la dejé para ponerle
más empeño al fútbol”.

Amor por el deporte.



Los padres de Mauricio fueron la pieza fundamental para bancar su carrera deportiva.
Estuvieron en todo momento cuando se fue a Quilmes y a Europa: “Siempre me apoyaron en las decisiones que tomé, lógicamente ellos con un poco de temor de que se les vaya un hijo a vivir lejos por eso siempre estaré agradecido eternamente”.

En la actualidad Mauricio Sanna se encuentra sin club, es un joven que busca cualquier oportunidad que se le presente para volver a hacer lo que más le gusta, que es su pasión por la pelota.























Patricio Matías Bravo.
Instagram: Matiasbravo96